lunes, 1 de agosto de 2016

John Dewey



John Dewey
(Burlington, Vermont, 20 de octubre de 1859-Nueva York, 1 de junio de 1952) fue un filósofo, pedagogo y psicólogo estadounidense.

En palabras del catedrático de Historia Robert B. Westbrook, Dewey fue «el filósofo estadounidense más importante de la primera mitad del siglo XX»,1 y fue, junto con Charles Sanders Peirce y William James, uno de los fundadores de la filosofía del pragmatismo. Asimismo, durante la primera mitad del siglo XX fue la figura más representativa de la pedagogía progresista en Estados Unidos. Aunque se le conoce más por sus escritos sobre educación, Dewey también escribió influyentes tratados sobre arte, lógica, ética y democracia, en donde su postura se basaba en que sólo se podría alcanzar la plena democracia a través de la educación y la sociedad civil. En este sentido, abogaba por una opinión pública plenamente informada mediante la comunicación efectiva entre ciudadanos, expertos y políticos, con estos últimos siendo plenamente responsables ante la ciudadanía por las políticas adoptadas.
La influencia de Dewey sigue siendo discutida hoy día respecto a los fallos del sistema escolar estadounidense: por un lado, es criticado por los conservadores fundamentalistas, y por otra parte es considerado el «precursor inspirador de los reformadores partidarios de una enseñanza “centrada en el niño”».
Biografía
En 1881 se trasladó a Baltimore y se matriculó en la Universidad Johns Hopkins. Le influyó especialmente el ambiente hegeliano de la universidad. La huella de Hegel se refleja en tres rasgos que le influyeron poderosamente: el gusto por la esquematización lógica, el interés por las cuestiones sociales y psicológicas, y la atribución de una raíz común a lo objetivo y a lo subjetivo, al hombre y a la naturaleza. En 1884 obtuvo el doctorado por una tesis sobre Kant. También fue influenciado por ideas evolucionistas derivadas de Darwin.
Se casó con una antigua alumna llamada Alice Chipman, la cual contribuyó más que nadie a interesar a Dewey en los temas educativos y colaboró estrechamente con él. En 1894 se trasladó a la Universidad de Chicago,2 en donde fraguó su definitivo interés por la educación. En 1900 asume la enseñanza del curso de Pedagogía en la Universidad de Nueva York, que estrenaba su Escuela de Pedagogía; el año 1904 renunció a su puesto como profesor. Su último destino como docente sería la Universidad de Columbia.3 Con 87 años se casó por segunda vez y adoptó a dos niños.
Fue un hombre de acción, que aspiraba a la unificación de pensamiento y acción, de teoría y práctica. Defendió la igualdad de la mujer, incluyendo el derecho al voto. Fue cofundador, en 1929, de la Liga para una acción política independiente, fomentó el sindicalismo docente, alentó la ayuda a los intelectuales exiliados de los regímenes totalitarios. Dewey tuvo una gran influencia en el desarrollo del progresismo pedagógico, desempeñando un papel protagonista que abarca desde finales del XIX hasta la Primera Guerra Mundial. Fue el pedagogo más original, renombrado e influyente de los Estados Unidos y uno de los educadores más perspicaces y geniales de la época contemporánea, influyendo en el curso de tres generaciones. El padre de la psicología progresista murió el 1 de junio de 1952 con 92 años de edad.4
Contexto histórico, filosófico y pedagógico de la Pedagogía Progresista
Desde el punto de vista socio histórico hay que tener en cuenta el peculiar momento que vivieron los Estados Unidos. Cabe destacar:
  • Movilidad de las fronteras estadounidenses y la colonización de nuevos territorios.
  • Ductilidad y permeabilidad de la organización social.
  • Estratificación social flexible.
  • Relativización de los principios y prácticas de la herencia histórica.
  • Forma de vida democrática.
En definitiva, un clima social abierto. En el ámbito filosófico, hemos de situar a Dewey dentro del pragmatismo.
Propuestas teóricas Desde el punto de vista epistemológico, Dewey considera que los conceptos en los que se formularon las creencias son construcciones humanas provisionales. Dewey critica el enfoque clásico sobre el conocimiento.
El concepto principal relacionado con la teoría del conocimiento es "experiencia".
Dewey mantiene una concepción enteramente dinámica de la persona. Lo que él propone es la reconstrucción de las prácticas morales y sociales, y también de las creencias.
Mantiene una posición crítica respecto a la sociedad industrial, y una distancia enorme respecto del marxismo. La educación progresiva debemos contraponerla a la concepción educativa tradicional. Dewey rechaza un conjunto de doctrinas pedagógicas de variado signo:
  • la educación como preparación.
  • la educación como desenvolvimiento.
  • la educación como adiestramiento de la facultad.
  • la educación como formación.
La escuela, para Dewey, se concibe como reconstrucción del orden social, el educador es un guía y orientador de los alumnos.
Aportes metodológicos
Pretendía formular sobre nuevas bases una propuesta pedagógica en oposición a la escuela tradicional y antigua. Pensaba que la nueva educación tenía que superar a la tradición no sólo en los fundamentos del discurso, sino también en la propia práctica. Sin embargo, no existe un método Dewey para ser aplicado. Cuando él habla del método, lo hace desde lo abstracto, piensa que no existen métodos "cerrados y envasados". Dewey estima que la praxis educativa implica un manejo inteligente de los asuntos, y esto supone una apertura a la deliberación del educador en relación con su concreta situación educativa y con las consecuencias que se pueden derivar de los diferentes cursos de acción.
Dewey distingue entre un método general y otro individual. El primero supone una acción inteligente dirigida por fines, en cambio, el método individual se refiere a la actuación singular de educador y educando.
La propuesta metodológica de Dewey consta de cinco fases:
1.   Consideración de alguna experiencia actual y real del niño.
2.   Identificación de algún problema o dificultad suscitados a partir de esa experiencia.
3.   Inspección de datos disponibles, así como búsqueda de soluciones viables.
4.   Formulación de la hipótesis de solución.
5.   Comprobación de la hipótesis por la acción.
Dewey mostró un sentido práctico para planificar y desarrollar un currículum integrado de las ocupaciones (actividades funciones ligadas al medio del niño), incluyendo previsiones de desarrollo del programa en ciclos temporales cortos.
"Una inspección cuidadosa de los métodos que han sido permanentemente exitosos en la educación formal revelará que su eficiencia depende del hecho que ellos vuelven a la situación que causa la reflexión fuera del colegio en la vida ordinaria. Le dan a los alumnos algo que hacer, no algo que aprender; y si el hacer es de tal naturaleza que demanda el pensar o la toma de conciencia de las conexiones; el aprendizaje es un resultado natural.”

GEORG KERSCHENSTEINER (1852-1932)



Un pionero de la educación popular
Al igual que Comenio, Pestalozzi y Grundtvig, Georg Kerschensteiner fue un educador popular en el verdadero sentido del término. En todas sus variadas actividades de maestro, director de escuelas públicas, político y profesor universitario, dio prueba de un constante interés en llevar a la práctica sus creencias teóricas. Pese a su originalidad, e incluso singularidad, como individuo y como pedagogo, era profundamente consciente de las raíces históricas de que procedían su reflexión y sus aspiraciones, y sus principales puntos de referencia fueron la filosofía educativa de Johann Heinrich Pestalozzi, la vasta visión sociológica de la educación de John Dewey y la perspectiva cultural-histórica de Eduard
Spranger. Sus logros se basan en tres importantes objetivos interdependientes: la enseñanza profesional y la responsabilidad cívica como elementos primordiales de la educación general; como derivado de ello, un concepto de la educación que recalque los vínculos entre la educación y la vida, y el intento de asentar este sistema de educación en el contexto más amplio de una filosofía de la cultura.
Cuando calificamos de clásica la labor de toda la vida de un hombre, lo que queremos decir probablemente es que ha conseguido dar forma y representar de modo coherente un conjunto de ideas que son a la vez una respuesta a los problemas apremiantes del momento y, al propio tiempo, una manifestación de la constante preocupación por problemas fundamentales que no se limitan al presente. Si aceptamos esta definición, podemos considerar que las obras de Kerschensteiner pertenecen desde luego al canon clásico de los escritos sobre educación (Röhrs, 1991).
Generaciones sucesivas pueden adoptar diferentes valores de la educación, pero nadie pone en duda que los trabajos de Kerschensteiner señalan una nueva vía en el pensamiento educativo. Esto puede decirse tanto de su celo reformador en relación con el principio de popular, como de sus ideas sobre la formación profesional, la enseñanza de oficios manuales y el papel de la educación en la promoción de la conciencia cívica. Los escritos de Kerschensteiner son una fuente de inspiración para cada generación nueva, que encara la perpetua tarea de acompañar a las jóvenes mentes sin experiencia por las vías que conducen a la madurez intelectual y la integridad moral.
Como ocurre con todos los grandes educadores populares, las ideas de Kerschensteiner no son propiedad de ninguna nación en particular, sino que han adquirido una validez universal en el mundo de la educación. Sus principales trabajos se han traducido a casi todos los grandes idiomas y siguen inspirando un vivo debate en los círculos educativos.
Incluso en los difíciles años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, con el ambiente de resentimiento antialemán que prevalecía en aquella época, la validez y la importancia de la obra de Kerschensteiner nunca se pusieron en duda, como constató el autor de estas líneas en
2 varios viajes de estudio fuera de Alemania. Los escritos de Kerschensteiner se consideran en general un ejemplo brillante de la voluntad pedagógica de renovar la educación en Alemania, a partir de la práctica.

La renovación del sistema educativo
Llegados aquí, debemos tratar de encontrar una respuesta a la cuestión de la relación existente entre la teoría y la práctica en la obra de Kerschensteiner. Ambos elementos están inextricablemente vinculados entre sí, y la actividad pedagógica proporciona invariablemente el material para la reflexión teórica y le dicta el camino a seguir. Sólo después de que
Kerschensteiner hubiese reformado el sistema de la escuela elemental de Munich, y creado la escuela de formación profesional, aparecieron sus primeros escritos teóricos de auténtico peso, las “Reflexiones sobre una teoría del programa de estudios” (1899, 1931) y “La educación cívica de la juventud alemana” (1901). Si estos escritos han conservado gran parte de su vigencia original, en lo relativo tanto al desarrollo del debate como a la pertinencia constante de los problemas que plantea, ello es debido a que reflejan de un modo elocuente el interés inmediato y comprometido del autor hacia los problemas de la enseñanza universal y profesional de las grandes masas de población.
El lector de estas obras aprecia de inmediato el rico acervo de experiencias en diversos tipos de prácticas educativas que se basan en las reflexiones del autor. En estos escritos teóricos iniciales figuran ya las principales cuestiones que Kerschensteiner trató con mayor detalle en su obra posterior. En la obra más tardía aparece una y otra vez la preocupación por  el problema de la organización de la educación nacional, basada en el ideal de la responsabilidad cívica y una auténtica ética del trabajo.
La segunda fase de las actividades de Kerschensteiner se inició cuando fue nombrado profesor en Munich, en 1919. Inspirándose en Spranger y en los escritos de Rickert y
Windelband, Kerschensteiner empezó a buscar una base filosófica para sus teorías pedagógicas. Esta búsqueda culminó en su obra “Teoría de la educación” (1926). Pero incluso un trabajo tan claramente teórico como es el “Axioma básico del proceso educativo”, el primer fruto de sus estudios sobre la filosofía de la educación, escrito en 1921, es notable por, el equilibrio que trata de mantener entre la teoría y la práctica, y el hecho de que propugna un tipo de educación orientada hacia los intereses y las posibilidades del individuo.
Si se quiere que un elemento de nuestro patrimonio cultural fructifique en la educación del individuo, la estructura intelectual de ese elemento deberá ser totalmente, o por lo menos en parte, compatible con la estructura intelectual del individuo (Kerschensteiner, 1924,
pág.
9).Kerschensteiner hace una distinción entre la energía potencial y la energía cinética de los materiales didácticos, que muestra que su pensamiento nunca abandonó el planteamiento científico. Al propio tiempo, ello confirma su lealtad a la concepción dinámica de la educación, por cuanto el valor del conocimiento está exclusivamente en función de que pueda establecer y activar los poderes de argumentación y acción responsable. El conocimiento sólo será educativo en la medida en que sea pertinente para la vida del individuo, y tenga un valor formativo.
La realización principal de Kerschensteiner para los especialistas en educación es la fundación de la escuela de formación profesional y la consiguiente reorganización de la
Volksschule [escuela primaria y primeros grados de la escuela secundaria]. La instrucción cívica y la enseñanza de trabajos manuales prácticos son principios metódicos complementarios, que se diferencian solamente en el grado de importancia que se les atribuye en ambos niveles. Esta concepción integra diversos criterios que reflejan el espíritu de la época, sobre todo la concentración en cuestiones psicológicas y sociológicas, y el interés por la ética del trabajo.